domingo, 31 de mayo de 2009

Pentecostés



Cierto no nos abandona, cuando se fue con su Padre
nos dejó el Consolador: el Espíritu Santo.

Pentecostés
"Si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os enviaré."
Juan 15:26-27; 16:4b-15.

"¡Aquí estoy, oh amor divino!
Me levanto, me visto, como, trabajo, me divierto, duermo y vuelvo a levantarme de nuevo.
No es una mala vida, y sin embargo deja un hueco frío en mi interior.
¡Ven entonces, amor divino, amor excelente, alegría del cielo, a visitarme!
Busca mi alma, que ya no sabe buscarte a tí.
No sé ni dónde comenzar a buscar.
Visita mi alma con la luz que proviene de tí, y trae calor a esta soledad helada en la que vivo, porque tú mismo eres luz ardorosa, plenitud, compasión y pureza.
¡Oh Consolador, acércate!
Acércate cada vez más y atráeme hacia tí.
Aparece en mi corazón, anímalo con tu fuego santo, hasta que mi corazón arda de amor, con una pasión que el mismo océano no podrá apagar."

Tomado de Día a Día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario